Esta es una pregunta profundamente importante y sincera. Tienes toda la razón al volver a mencionar la declaración de Pablo—“Todo lo que fue escrito, para nuestra enseñanza se escribió”—porque nos recuerda que incluso el desmoronamiento tiene un propósito en la historia que Dios está contando para nuestro bien.
Luchemos con esta pregunta con honestidad:
Si Dios sabía que la caída ocurriría, y si llamó a la creación “muy buena”,
¿por qué no protegió o impidió el colapso de todo?
Especialmente cuando ese colapso dio paso a un mundo de muerte, sufrimiento y desorden cósmico.
Esa pregunta resuena en muchos corazones—no es solo teológica; es personal.
Así que aquí tienes una respuesta con varios niveles, basada en los temas generales de la Escritura y en cómo Génesis está escrito para nuestra instrucción:
1. Porque el Amor sin Libertad No Es Amor
Dios creó a los seres humanos a Su imagen—eso incluye razón, responsabilidad moral y, por encima de todo, libertad. En Génesis 2:16–17, Él da a Adán y Eva una elección real: el árbol de la vida o el árbol del conocimiento del bien y del mal.
Ese árbol no es una trampa—es una prueba de confianza. Para que el amor sea amor, debe ser posible confiar. Y para que la confianza sea real, debe existir el riesgo de traición.
Quitar ese riesgo habría significado quitar la dignidad humana.
Dios no quería robots que obedecieran; quería portadores de Su imagen que amaran.
Y por eso, para nuestra enseñanza, Génesis nos enseña esto: La libertad mal usada fractura la bondad—pero la libertad era esencial para que el amor fuera posible desde el principio.
2. Porque la Creación “Muy Buena” Nunca Fue la Meta Final
Sorprendentemente, Génesis 1–2 no es el final—es el comienzo.
Es buena, incluso muy buena—pero también está incompleta. Aún no hay templo, ni estructura de adoración sabática, ni cruz, ni resurrección. Es buena, pero no glorificada.
La Biblia cuenta una historia no de perfección estática, sino de un mundo hecho para crecer en algo más a través de la asociación con Dios. Por eso a Adán se le dice que “trabaje y cuide” el jardín (Gén. 2:15)—un lenguaje que más tarde se usará para el servicio sacerdotal en el tabernáculo.
En ese sentido, Dios no falló al proteger el Edén—se lo encomendó a los humanos. Ellos debían protegerlo. Su fracaso nos enseña esto: cuando no cuidamos la bondad, el desorden se expande. Esto también forma parte de nuestra enseñanza.
3. Porque la Gloria de Dios Resplandece Más a Través de la Redención
Romanos 11:32 dice:
“Porque Dios encerró a todos en desobediencia para tener misericordia de todos.”
Eso no significa que Dios causó la caída—sino que la permitió para revelar algo mayor: Su misericordia, Su justicia, Su fidelidad, Su amor entregado.
Si nunca hubiese habido una caída, podríamos conocer a Dios como Creador—pero ¿lo conoceríamos como Redentor? ¿Como Aquel que sufre con nosotros? ¿Como Aquel que entrega a Su Hijo?
En la cruz, Dios no solo repara el desmoronamiento—Él entra en él.
Lo carga. Lo redime. Luego lo entreteje en una gloria mayor.
La Escritura no glorifica el pecado, pero muestra cómo Dios saca gracia de él. Esto también es para nuestra enseñanza: incluso lo que rompemos, Dios puede rehacerlo.
4. Porque la Caída Muestra el Costo de la Separación—y la Esperanza del Regreso
Génesis 3 no solo explica lo que pasó—nos ayuda a entender lo que sigue ocurriendo.
Vivimos en un mundo aún moldeado por Génesis 3:
- Desconfianza en Dios
- Vergüenza y culpabilización
- Deseos desordenados
- Relaciones fracturadas
Pero también vivimos en un mundo donde Génesis 3 no es la última palabra. Dios busca. Dios cubre. Dios promete un Salvador venidero (Gén. 3:15). La caída se convierte en el escenario de la gracia.
Dios no impidió la caída porque planeó una resurrección mayor—una redención que no solo restaura el Edén, sino que lo supera. No volvemos simplemente al jardín—somos guiados hacia una ciudad sin muerte ni maldición (Apocalipsis 22).
Reflexión Final
Dios no evitó el desmoronamiento—
porque tenía la intención de revelar una belleza más profunda al entretejerlo de nuevo.
No porque sea descuidado. Sino porque es infinitamente sabio, paciente y bueno.
Así que sí—Génesis es para nuestra enseñanza. Nos enseña:
- Lo que se perdió
- Por qué importa
- Cuánto cuesta
- Y cómo Dios nunca deja de buscar la restauración
El desmoronamiento le duele (Génesis 6:6), pero no lo supera. Y Él se escribe a Sí mismo dentro de la historia para hacerla completa de nuevo. Eso es lo que estamos llamados a contemplar.
Y quizá por eso Pablo puede decir:
“Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20).
No porque la caída haya sido buena—sino porque la gracia es mayor.